martes, 27 de septiembre de 2016

Colombia...después de la paz

El lunes 26 de septiembre quedará grabado para la historia no solamente de Colombia sino de toda américa latina, y todo porque se le puso fin al conflicto armado más viejo del hemisferio, 52 años de guerra estéril. Con ese acuerdo de paz se consolida la fraternidad, que aun con diferencias se vive en nuestra américa, claro sin dejar de reconocer que nuestro continente tiene muchos desafíos y muchos obstáculos aún por salvar. Lo que se espera ahora que todo ese empeño que se puso para financiar la guerra, pues se duplique ahora para sostener la paz; y como dejar de mencionar el gran esfuerzo hecho por Estados Unidos dando asesorías y equipos al Ejército colombiano, en aras de derrotar las guerrillas y sin que esa inversión pudiera traducirse en la consecución de ese objetivo.
Fue Colombia la nación más favorecida económicamente después de Israel por Estados Unidos, y si grande fue la inversión en términos económicos,mucho mayor lo fue en otros aspectos como el de la asesoría directa, entrenando y formando los cuadros militares colombianos, recibiendo entrenamiento de primer nivel ya que Estados Unidos asumió esa guerra como suya propia y no escatimo esfuerzos ni recursos y de ahí es que nace la idea de instalar 7 bases militares en distintas regiones de Colombia.
Por eso es que han de saber los sectores conservadores y reaccionarios opuestos al proceso de paz, cuando dicen que al presidente Santos se le fue la mano concediéndole más de lo debido a las FARC, que todo ha sido meticulosamente ponderado y que el propio Estados Unidos hubo de reconocer, que ninguno de los dos bandos podían ganar la guerra, lo que lleva a reconocer el carácter beligerante de las guerrillas frente a uno de los mejores Ejércitos del continente. Solo el Ejército de Brasil supera en hombres, es decir en cantidad,al Ejército colombiano, a pesar de ser varias veces mayor el territorio brasileño que el colombiano.
De toda esta experiencia de muertes han de aprenderse varias lecciones, y una de ellas es la de convivir con el prójimo a pesar de las diferencias en la forma de pensar de cada quien, que la oligarquía colombiana entienda que no es posible tomarse el escenario político para ellos solos, que se necesita tener una visión de mucho mayor apertura y  acorde con los tiempos que estamos viviendo; que se reconozca que es Colombia una de las naciones más desiguales de todo el continente, donde impera un régimen de iniquidad y oprobio y eso no puede seguir; que ya basta de producir tantas muertes, tantos desplazados que tienen que abandonar sus casas y lo poco que tienen a causa de la guerra.
Es hora de deponer actitudes y comportamientos protagónicos y que todos los sectores colombianos se dispongan de manera franca y abierta a buscarles soluciones a los graves y viejos problemas existentes en la sociedad colombiana.
Hay que destacar que esto es a penas el comienzo en el largo camino por la paz; y que esa paz tan anhelada no se podrá obtener sin que se produzcan cambios genuinos en las estructuras de poder, aunque para ello tenga que afectar intereses; intereses que busquen resarcir las muchas décadas de abuso en el campo negándole al campesino colombiano la posibilidad de su existencia, cuando se le despoja de sus tierras y se le obliga trasladarse a las grandes ciudades a formar parte de los cinturones de miseria.  

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