martes, 22 de noviembre de 2016

Se le cae un ala al Águila Imperial?

Sabido es por todos que el Águila Imperial es el ave que simboliza el poderío de Estados Unidos, es sinónimo de habilidad y certeza, pero también simboliza la forma elegante de erigirse como imperio, con sapiencia y fuerza.

El Águila como fiel representante de la fuerza y el poderío imperial norteamericano aun sigue volando, pero se le nota un poco cansada y renuente; como presagiando un hastío que va disminuyendo sus fuerzas y la va llevando hacia horizontes hasta ahora desconocidos por ella. Sin embargo yo digo: ya basta de elaborar un símil poético de la nación mas pujante y poderosa del mundo y adentrémonos al análisis concreto de su realidad actual.
 No es un secreto para nadie que en los últimos tiempos, Estados Unidos ha visto disminuir su influencia en el mundo, si partimos de su incidencia en la economía global, hasta el punto que su crecimiento del  producto interno bruto se ha visto reducirse considerablemente y para el último semestre del año, apenas alcanzó un crecimiento del 2,3%, lo que demuestra que ya la cifra que otrora experimentara esa economía, ya no se veran jamas, porque estamos hablando que hubo un periodo donde se registraron tasas de hasta 10, 6% de crecimiento.
Y ahora con la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, marcará lo que en definitiva vendría ser el despunte o estancamiento de la economia mas grande del mundo. El nuevo presidente que estará habitando el despacho oval de la Casa Blanca se propone darle un giro de 360 grados al rumbo que hasta el momento ha seguido Estados Unidos.
Y con ese giro de 360 grados se podrá en par de anos determinar, si en verdad hubo certeza o desacierto en la política económica del gran imperio, sobre todo en lo que respecta a los llamados "tratados de libre comercio" que firmara la Union Americana con sus pares norteamericanos de Mexico y Canada.
Uno de los argumentos electorales que mas rentabilidad política le generó a Donald Trump, fue precisamente su oposición a esos tratados, que según el, propiciaron la salida de cientos o miles de empresas de territorio estadounidense, para irse a instalar a México donde la mano de obra y los arbitrios e impuestos son muchos mas bajos.
 Esa artillera electorera le valió el triunfo en las urnas al magnate de los negocios y quien de política no sabe nada; lo que precisamente le desfavorece a la hora de sembrar certidumbre y confianza a nivel de los mercados, pero que sin lugar a duda fue el discurso que prendió en el seno de la clase trabajadora y en la pequeña burguesía de la raza blanca.  En el plano político ya lo hemos dicho que este pasado 8 de noviembre marcará un antes y un después en la cotidianidad política de Estados unidos y por qué no, hasta del resto del mundo.
Habría que ver en lo adelante si el presidente de Estados Unidos tendría la capacidad y el nivel de independencia suficiente para imponer una agenda completamente ajena a los intereses de los grupos hegemónicos de presión que como las ermitas, corroen las médulas de este sistema inicuo y desigual que fomenta las diferencias tan notables y palpables entre las clases y los grupos de clase estadounidenses.
El mundo tiene ante sus ojos una nueva oportunidad de abrirse campo y de conciliar los intereses de los distintos sectores, ya que a nuestro humilde punto de vista, los sectores bélicos y guerreristas fueron echados a un lado este pasado 8 de noviembre y se le va abrir paso a una nueva perspectiva de poder desarrollar y de dirimir las diferencias desde un ángulo mas humano y mas real. pero también desde la perspectiva económica habría que esperar nuevos augurios, que por el momento se ciernen muy positivamente en el horizonte, ya que las nuevas autoridades de la administración que empezará el próximo enero ha dicho que no implementará los acuerdos comerciales que estan pendientes como es el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que buscaba en lo fundamental, contrarrestar el empuje que ha venido teniendo en los últimos años China.        

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