Quien se crea que nunca tendrá que rendirle cuenta a la historia está muy equivocado, porque el tiempo se rige por su propio reloj dialéctico y tiene su algoritmo que fragua una senda vital y no admite una separación mecánica de tiempo y espacio. En tal sentido, aquel que conciente o inconcientemente pretenda eludir su responsabilidad en el paso de la historia, tendrá que saber que más temprano que tarde que nos pasaran la cuenta...
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