sábado, 19 de marzo de 2016

Sucumbira la nueva democracia en latinoamerica ?

A partir de la primera década de este siglo XXI, se experimentó un ensayo que implicó la puesta en marcha de un nuevo estilo de democracia en algunos de los países de nuestra américa latina, que empezó justo el dia en que ascendió al poder el comandante Hugo Chavez y que a partir de ahí el entusiasmo de las masas se extendió hacia otras latitudes del continente.
 Pero las dificultades empezaron aparecer desde el mismo momento en que la dirección de este proceso quedó definitivamente en manos de sectores pequeño-burgueses, y que al margen de otros factores de índoles exógenas al proceso, se fueron presentando anomalías con características endógenas, y con ello el esfuerzo denodado que desde el Departamento de Estado de Estados Unidos, también se se ha venido haciendo para hacer fracasar dicho proceso.


Claro habría que decir a favor de esa dirigencia pequeño-burguesa, es que la misma venía asumir la gran responsabilidad de dirigir sin haber contado de antemano con ninguna experiencia.
Y eso supuso el empleo de ciertos niveles de improvisación, que trajera consigo expresiones negativas de gobernabilidad, acarreando el florecimiento de males tan nefasto como el de la corrupción


Todavía ese proceso y pese a las dificultades que confronta, esta de pies. Tendría la dirección de ese proceso la sabiduría y el coraje de corregir los entuertos para que los mismos no les sirvan de acicate a los enemigos externos e internos del mismo? Esa es una pregunta que solo el devenir histórico puede responder. Lo que sí que los enemigos de esta nueva democracia participativa que se empezó a implementar con muchos éxitos en latinoamerica, no dejarán pasar el más mínimo error que se pueda cometer dentro de los que dirigen en cada uno de los países en donde se ha implantado el llamado "socialismo del siglo XXI".
La principal prueba que va a ir definiendo si se consolida o se cae el proceso es la que enfrenta el ex presidente Lula en Brasil, donde un sector poderoso de la derecha brasileña, está apostando por meter a la cárcel al ex mandatario obrero y a la actual presidenta del país sudamericano, Dilma Rousseff, la quieren defenestrar.  

Es indudable y hasta sería querer tapar el sol con los dedos, si negamos de que a lo largo del proceso de cambios que se ha venido sucediendo en nuestra américa morena no haya habido corrupción, pero de ahí a levantar todo este escándalo que se ha suscitado, sobre todo en Brasil, nos parece un tanto exagerado y que guarda un propósito que a todas luces nos resulta descabellado, dado las implicaciones que de carácter político tienen las mismas. 

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